El primer puerto que pisamos con el crucero fue MONTEVIDEO, una ciudad que ya conocía, pero que siempre me encanta revisitar.
Cuando uno baja del barco, ingresa a la capital urugaya por la ciudad vieja, que es la parte más histórica.
En esta parte , se encuentran las mayores atracciones turísticas, como por ejemplo, la catedral. Ustedes saben que a mi madre y a mí, nos encanta entrar a conocer las catedrales, por más que seamos ateos, no podemos dejar de disfrutar esas obras de arte.
Entrando por la Puerta de la Ciudadela, que era la entrada a la ciudad amurallada, en esta plazoleta, se puede encontrar el teatro Solís, entre otras cosas destacadas.
Pero lo más lindo de este lugar, es el monumento de Artigas, y abajo del monumento se encuentran los restos del prócer uruguayo, en su interior se siente una paz y una tranquilidad increíbles.
Caminando por la 18 de Julio, una de las calles más lindas de Montevideo, llegamos a una esquina mágica. encontramos la fuente de los candados, (acá no es puente) y cuidando la fuente, se encuentra un busto de Gardel tomando un café
Siguiendo un poco más, llegamos al mirador de la intendencia, una experiencia inolvidable, tiene unas vistas hermosas de toda la ciudad. Desde ahí arriba se pueden ver todos los lugares turísticos, mención aparte el ascensor, que es vidriado y exterior, complicado para los que les tenemos miedo a las alturas, jajaja.
Como mis sobrinos se bancaron todo el paseo, se merecían un regalo, entonces fuimos a tomar un helado en LA CIGALE, la heladeria más tradicional. Los helados eran ricos, buen sabor, buena consistencia, pero carisimos, jajaja.
Montevideo, es una ciudad en la que siempre se encuentra algo para hacer y para conocer, es una ciudad para siempre volver!!!
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