Esta era un excursión que quería hacer si o si, a pesar de mi pánico a las alturas, y decidí hacerlo primero, así no tenia mucho tiempo para pensarlo.
Me levanté y me fui directo a comprar el pase, para mi sorpresa, faltaban un par de horas para que abran, así me fui a desayunar y a tomar fuerza. Compré el pase, y desde el mismo centro te llevan gratis hasta la base del cerro. Hasta ese momento estaba tranquilo, pero cuando me forme en la fila y vi el tamaño del teleférico, se me termino la tranquilidad, jajaja!!
Llegó mi turno y me subí a mi cabinita y era mas chica de lo que parecia, pero, por suerte el chico que me vendió el pase me dio un truquito, si tenia miedo tenia que mirar el piso, y fue lo que hice en casi todo el trayecto, fueron los 12 minutos mas largos de mi vida
Al llegar, me di cuenta que valía la pena el sacrificio, las vistas que tienen son impresionante y el museo de calcos también era hermoso y te sentías pequeño al lado de esas obras asombrosas.
Pero la confitería giratoria fue un momento agridulce, lo tenia que hacer ya que es UNICA, pero te dan solo 1 hora y si no tenes la suerte de sentarte cerca de la ventana, se pierde la sensación de giro y le sacas fotos a las cabezas de las demás personas. La picada, la disfrute, en el instagram lo verán mas detalladamente, pero me encanto, sobretodo el pate de trucha ahumada!!!
La bajada fue peor, ya que se había levantado viento. Conclusion, fue una experiencia inolvidable, no me arrepiento de haberla hecho, pero no la volvería a hacer, jajaja!!
